Érase una vez un niño
que vivía en la Prehistoria,
como no tenía cuentos
jugaba a los inventos.
Con dos pequeñas piedritas,
frotándolas con esmero...
¡surgieron muchas chispitas!
¡Había inventado el fuego!
Un día cogió un gran círculo
y lo lanzó montaña abajo,
¡había inventado la rueda!
y siguió con su trabajo.
Y para terminar con el juego,
pintó el fuego y la rueda,
así inventó los dibujos
que vemos hoy en las cuevas.
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